El negocio de agua embotellada en México está enfermo de éxito. Tasas de crecimiento cercanas a 10%, aún en periodos de dificultades económicas, atrae a un incontable número de pequeñas empresas que operan al margen de la regulación sanitaria y, a decir de la industria, ponen en riesgo la salud de los miles de consumidores en todo el país.
México tiene el mayor consumo per cápita de agua envasada en el mundo, con 173.8 litros anuales, lo que da lugar al quinto mayor mercado del orbe, con un valor de 7 mil 682.3 millones de dólares (mdd) y que aún crecerá 33.8% entre 2010 y 2015, según la consultora Euromonitor. El mercado se lo disputan gigantes mundiales, como Coca-Cola y Danone, cuyos productos llegan a todo el país; empresas medianas o de alcance regional, como Agua San Martín (Puebla), La Purísima (Morelos), Agua Modelo (Culiacán, Sinaloa) y Santa María (Coahuila), y pequeñas, además de un sinnúmero de micronegocios que montan máquinas despachadoras en modestos locales de las ciudades más pobladas del país y cuya venta no está cuantificada.
El problema de la informalidad comenzó hace ocho años y hoy la escala es alarmante, dijo Roberto Alencaster, presidente de la Asociación Nacional de Productores y Distribuidores de Agua Purificada (ANPDAPAC), organismo que agrupa a cerca de 60% de la producción formal de agua envasada.
Es muy difícil calcular el tamaño total de la industria, pues hay muchas marcas regionales de las que no hay datos, pero ha crecido de forma sostenida en los últimos cinco o seis años, indicó Pablo López, director de mercadotecnia de Coca-Cola de México. Ni las autoridades de la Secretaría de Salud (Ssa), que deben regular esta actividad, pueden evaluar el tamaño real de la industria, agregó Alencaster.
“(El mercado) crece a un dígito en promedio -afirmó López, de Coca-Cola-. Tendería a decir que es más grande que el de refrescos, porque el consumo es cotidiano, de todas las clases sociales y edades y en todos los territorios”.
La francesa Danone (Bonafont) lidera el mercado formal con 35.7%, seguida de Coca-Cola (Ciel) con 25.1%, en tanto que Pepsico (epura) es tercera con 15.4% de cuota, según datos de Euromonitor. Para la división de agua embotellada de Danone, el mercado mexicano crece en un rango de 15%, dijo la corporación en su reporte mundial del primer semestre de este año.
Para las grandes compañías, el segmento más dinámico y atractivo son las presentaciones personales de hasta 1.5 litros. Cada vez más mexicanos llevan consigo en la calle u oficina una botella de agua, lo que ha conducido a una fuerte competencia en el segmento y por tanto a lanzamientos, ofertas y promociones en supermercados.
El agua envasada en garrafón es el 70% del mercado y crece a tasas de 7%, dice Gabriel Alcalá, director de la ANPDAPAC, en tanto que la vendida en botella representa 30% del mercado total pero crece a tasas de 11%.
La segmentación llegará más lejos. Coca-Cola, que tiene 22 presentaciones de agua, sumó este año su producto Premium Smart Water y un botella de agua para niños con la marca Ciel Mini, en tanto que su competidor francés lanzó Bonafont Kids. El más dinámico hoy es el segmento de empaques personales, indicó López.
CÓMO DIFERENCIARSE
En tanto, las empresas informales se centran en el llenado de garrafones para consumo en el hogar. La NOM-201-SSA-1-2002 establece las condiciones en las que debe operar una planta de envasado en cuanto a equipo, tubería, áreas de lavado y llenado, así como las sustancias que se permite utilizar y la presencia máxima permitida de contaminantes, microbiológicos, metales y desinfectantes.
Pero numerosos negocios de agua purificada se establecen en pequeños locales de zonas populares de las grandes ciudades e instalan equipos para las purificadoras de agua con los que rellenan garrafones propios o de competidores, dijeron fuentes de la industria.
El problema más serio son los expendios a granel, que ante la poca vigilancia operan fuera de la norma, afirmó Alencaster, quien aclara que es difícil establecer si este desorden ha producido problemas de salud en grupos de población dado que los malestares intestinales suelen atribuirse a la comida y no al agua.
Las cadenas de autoservicio se han sumado a la informalidad con el montaje de máquinas despechadoras de agua sin contar con las instalaciones de higiene y de seguridad, y al dejar a los clientes la responsabilidad sobre la inocuidad de los garrafones. Las máquinas despachadoras se han vuelto tan populares que la empresa Agua Inmaculada anuncia sus equipos por internet a un precio desde 25 mil pesos y destaca que lo único que se necesita es un espacio donde colocarlos.
Para defender su mercado, la industria formal trata que las autoridades de la Comisión Federal contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) endurezcan la supervisión y acepten un código de autorregulación que diseña la asociación para obligar a los negocios informales a adoptar normas y a operar con equipos y procedimientos avalados.
Hay incapacidad para supervisar todos los negocios informales, de ahí que se autoriza su funcionamiento a partir de visitas poco confiables, aseguró Alencaster, ante lo cual la ANPDAPAC propone adoptar la figura del tercero autorizado (empresas con conocimientos técnicos avaladas por la autoridad para hacer supervisiones). “Proponemos que el industrial que quiera entrar en este negocio invierta en equipo de trabajo, transporte y personal”, agregó.
La forma de actuar de las empresas informales genera descrédito de la industria, se quejan las empresas formales. En vista de que los garrafones son intercambiables entre los clientes y las empresas de agua, recipientes con la marca de las grandes compañías terminan en los expendios a granel para ser rellenados bajo condiciones al margen de la norma. El problema llega cuando la Profeco detecta estos envases en las tiendas, aísla la zona y lo que los consumidores ven son garrafones con la marca de las grandes firmas bajo resguardo de la autoridad, señaló Alencaster. También las grandes compañías contribuyen al desorden.
Fuente: www.elsiglodetorreon.com.mx